Nottingham
y sus conciertos llegaron antes de lo que hubiese deseado. El tiempo parecía
correr en mi contra, taladrándome la cabeza con el mismo problema, de la misma
persona: Danny. Pero a cambio, notaba como Dylan se aproximaba más y más. No
tenía más que Micaela como oídos en los que desahogarme y ciertas miradas
aterciopeladas de Tom que lograban tranquilizarme.
El
cansancio de cada concierto parecía traer consigo las ganas de fiestas. Danny y
Dougie eran los primeros en desaparecer del hotel en busca de la música más
atrayente. Por inercia, los demás les seguíamos. Pufs ambientados, con apenas
espacio por el gentío pero sobre todo, con mucho ambiente eran los lugares más
frecuentes. No podría decir que me desagradase, pero entre el calvario y mi
tenue superstición de que aquello no traería consigo algo muy bueno, terminó
por caer la última gota que vertería el vaso.
-
Un
espacio aún existía en la sala decorada abstractamente, mientras, junto a
Micaela y Lara, nos apresuramos a correr hacía los sillones aterciopelados de
cuero. Era pronto. Algunos borrachos ya caían por el suelo, y chicas tímidas
que se escondía en las esquinas oscuras carecían de alcohol en su cuerpo aún.
Pero no tardaría aquello en cambiar.
-Estaré
esta noche con James –Me dijo Micaela, mirándome vacilante -. Y creo que Lara
estará el mayor tiempo con Dougie. ¿Qué harás tú?
Las
miré intentando encontrar doble sentido a la frase. Estaban avisándome de que
correría el riesgo de quedarme en una esquina sola y lóbrega, bien a ellas, con
sus parejas, felices y yendo a bailar. Suspiré, sonriendo casi forzadamente
mientras me encogía de hombros.
-Supongo
que estaré con Matt o Dylan.
-¿Por
qué no te acercas un poco más a Danny? –Fruncí el ceño -. Está esperando que
actúes.
-Porque
termina por los suelos cuando me he dado cuenta –Carcajeé. No era por eso; era
por inseguridad. Tal vez de arriesgar o perder, o no saber lo que realmente
quiero -. En estos momentos, no.
-¿Y
por qué no te anticipas antes de que empiece a tragar? –La voz pícara y aguda
de Dougie me sobresaltó en mi oído. Nos guiñó un ojo mientras se sentaba a mi
lado, rodeándome del cuello con ímpetu -. Pero tienes que hacerlo deprisa.
Danny se emborracha en un abrir y cerrar de ojos.
Le
miré impasible. No sabía lo que sabía sobre el tema, pero de pronto noté mi
privacidad descubierta. Miré a Lara, quien se cogió de hombros de forma natural
sin saber cómo lo sabía.
-¿Qué
sabes sobre esto?
-¿De
verdad crees que no íbamos a notar algo así en Danny? –Rió -. Danny siempre se
ha fijado en todas las chicas. Cuando cambia y se fija en una sola, en este
caso, tú, nos avispamos enseguida.
-Oh.
Busqué
al guitarrista por la pista. La gente comenzaba a tambalear de por alrededor,
sin rumbo, en busca de bebida. No sabía que hacer. Podía notar como las prisas
comenzaban a acecharme, como vía conductora mis amigos, y a cambio, yo decidía
quedarme quieta. Algo demasiado imponente, pero seguro.
-Está
allá –Dijo de pronto Harry al lado de Dougie -. ¿Buscáis a Danny, no? –Mi mirada
nerviosa me acusó -. Está junto a los baños. Pero creo que va lo suficiente
inconsciente como para que no sea buen momento de hablarle.
-¿Por
qué? –Pregunté lanzando mi mirada hacía allá.
-Harry,
joder, cállate –La voz de Tom, fue la última en aparecer por detrás.
Allí,
con el miedo de las palabras del dueño del hoyuelo, estaba él, apoyado con un brazo
sobre la pared. Delante suya, apoyada en ella, una rubia de cabello corto se
oteaba con cierta dificultad. Desvié la mirada lentamente de allí, posándola en
Micaela quién no tardó en correspondérmela.
Me
sentía humillada.
-¿No
tienen dónde ir? –Dije antes de que notara mi voz quebrarse.
Todas
sus miradas parecieron atravesarme visualmente. Sonreí, mientras notaba como mi
labio comenzaba a temblar. Aquella presión, no me ayudaba.
-Voy
a pedir algo a la barra con Harry, Lara –Dijo Dougie a su novia. No me hizo
faltar ver su mirada para entender lo que quería decir eso.
El
batería y bajista no tardaron en irse. Noté la caricia de Tom en mi hombro,
sosiega y tranquilizadora, y respetando mi petición, se alejó junto a su novia.
La mirada de Lara y Mic me atravesaron, calladas, creando un silencio
inescrutable que amenazaba con ser destruido por mi llanto.
-Estoy
bien.
-Y
detrás de eso, hay dolor –Suspiró Lara, levantándose y sentándose a mi lado -.
Me quedo hoy aquí contigo.
Noté
como mi cara ardía. No, aquella atención y conmiseración no.
-No
quiero que os quedéis. Marcharos, en serio –Una mirada de negación me
contradijo -. ¡Hablo enserio! Me da igual lo que haya visto. No es nada nuevo,
no es algo que no me esperase… en el fondo le conocemos.
-No
eres de piedra, Kay. Yo misma, que debería de importarme una mierda el tema,
noto como si me hubiesen hecho esto a mi –Me dijo Micaela, estirándome su mano
para entrelazarla con la mía -. Y este calvario ya está durando lo suficiente.
-¿Sabes
qué debes de hacer? –Preguntó Lara, titubeante a mi lado.
No
era una incitación. Era una pregunta, con respuesta, pero motivos de
contradicción. No quería asumir la realidad, a pesar de querer alejarme de ella.
-Ojalá
no lo supiera –Dije tajante, mientras mis ojos otearon improvistamente los
verdes de Dylan sobre otro sofá. Su ceño se frunció nada más me encontró.
0 comentarios:
Publicar un comentario