Mis pies comenzaron a verse débiles a cada zancada. Los
nervios y miedo por ser pillada se apoderaban de mi cuerpo aumentando las
posibilidades de tropezar, paralizarme o caer. El aire gélido golpeaba mi
rostro con fuerza, ocultando mis ojos y visualización en mi cabello. Oía los
pasos y jadeos de ambos castaños detrás mía, cada vez más cerca.
Diferencié la
figura rubia de Carrie salir de detrás de un árbol. Seguí corriendo como pude;
las piernas me pesaban y mis pulmones pedían grandes bocanadas de aire, pero
solo un poco más. La hermana Fletcher se acercaba como un jugador de rugby a
punto de atacar. Frené un poco mi paso cuando apenas dos metros nos separaban,
y tomándome la molestia de ver de quienes se trataba los pasos que estaba a
punto de atraparme, me giré. Harry, empapado y con las gotas de agua caer de su
cuerpo como rastro, estaba más cerca de lo que creía. El corazón me dio un
brinco del susto, pero justo cuando estaba apunto de empujarme hacía la orilla
situada a demasiada cercanía para mi estabilidad, Carrie arremetió contra él.
Agarró su brazo derecha, y automáticamente, aferré el izquierdo. Sacando
fuerzas de la euforia, un solo empujón bastó para echar el cuerpo corpulento de
Harry Judd al agua, chapoteándonos.
-¡Sí!
–Vitoreó Carrie extendiendo los brazos hacía el cielo, que empezaba a iluminar
de forma espléndidamente bella el lugar -. ¡Judd y Fletcher en el agua!
Rompí a
carcajadas cuando la cabecita de Harry apareció del agua, de espaldas. Volteé
la cabeza en busca de las otras risas, y un poco apartadas de nosotras, Georgia
y Giovanna aferraban a Dougie con fuerza, quien intentaba escaparse. Su cabello
de flequillo rubio le tapaba gran parte de su rostro, pero su voz aguda y su
risa eran inconfundibles. A pesar de la broma, parecía estar disfrutando.
-¡Chicas! –Oí
gritar detrás mía. Rápidamente, Carrie y yo nos giramos, para descubrir a
Micaela estirar y dar vueltas como podía al único varón que no había sido
atrapado. Danny se resistía, con parte de su flequillo corto tapándole aquellos
ojos azules alegres.
La rubia le
tenía aferrado con fuerza. Cogía su brazos con ambas manos, mientras su cara y
una vena marcada en la frente marcaba la cantidad de fuerza que hacía para no
soltarle. Me quedé en el sitio, sin pararme a pesar en que tal vez necesitaba
ayuda para echarle al agua. Carrie, por el contrario, aferró del torso a Danny
para intentar arrastrarlo hacía el agua.
-¡Kay, ayuda!
–Me gritaron al unísono.
Como si fuera una orden obligatoria de cumplir, zarandeé
levemente la cabeza. Caminé con cautela hasta la posición de los tres, pues el
cuerpo del pecoso giraba, intentando huir pero cada vez más cerca del agua y
casi se me hacía posible aferrarlo…
Hasta que un
traspié por la cantidad de vueltas le hicieron perder el equilibrio. Intentando
impedir la caída, Micaela, sin pesar en su acción y con un último esfuerzo,
empujó vehementemente su cuerpo, directo hacía el agua como modo de caída… pero
conmigo interponiéndome en el camino. Mis brazos se alzaron intentando impedir
el cuerpo tambaleante de Danny, pero peor para mi suerte, noté como sus manos
me agarraron por ambos brazos intentando buscar soporte. Mi cuerpo no soporto
su fuerza, y mutuamente nuestros cuerpos se estrellaron con fuerza sobre el
agua.
Noté como mi
camisa se me apegó al cuerpo. Mi cabello se enredó con mi cara, y lo único que
logré ver a través de mi pelo fue la verdosa agua y la profundidad del rio.
Cientos de burbujitas corrían hacía la superficie en zigzag, intentado salir al
agua, como seguidamente yo las imitaría.
El agua se
cortó a mitad cadera mía. Camisa, cabello y pantalones triplicaron su peso,
haciendo que mis piernas fallaran y casi resbalaran con las algas del suelo.
Respirando grandes bocanadas de aire y oyendo solamente las risas que venían de
mis amigas, me aparté con las uñas el sucio pelo mojado para observar a una
figura, diez centímetros más alta que yo, toser mientras salía a la superficie.
Noté como la
rabia que tanto odiaba de mí despertaba. Tenía que controlarme, más que nada
porque sabía que aquel muchacho llamado Danny me había tirado al agua sin
querer… pero allí estaba, completamente sucia y mojada. Si hubiera estado en el
lugar de Danny, tal vez yo no le hubiera soltado hasta ahogarlo, de modo que,
resentida, me mordí el labio y evité por un segundos sus ojos cuando me
miraron.
-Ayudadme
–Les pedí secamente a Georgia y Micaela.
Mic, la única que se molestó en extenderme una mano para
sacarme a tierra firme, no se cortó al decir algunos comentarios bromistas
sobre mis pintas. Me limité a sonreír a regañadientes mientras oía las pisadas
en el agua, detrás mía, intentado salir. Respiré profundamente y me alejé poco
a poco del río, zarandeando los brazos para quitarme los restos de algas.
-Por favor,
dime que hay duchas aquí –Rogué apoyándome sobre un árbol mientras desenredaba
las algas de mis piernas -. Jamás había visto agua del río tan sucia. ¡Y con
este olor!
-Sí hay
duchas, pero estarán a casi un kilómetro de distancia –Me contestó la rubia,
sofocando las últimas carcajadas -. Kay, lo siento, de verdad que solamente
quería tirar al agua a Danny y…
-No pasa nada
–La tranquilicé sonriendo. Alcé la mirada hacía las dos figuras que salían del
agua, un poco más lejos de nuestra posición; Tom y Dougie se apresuraba para
secarse -. ¿Vamos? –Le pedí, más que nada como un ruego cuando vi como la rubia
se acercaba con su novio.
-¡Kay, vaya!
–Dio un gritito gracioso, parando nuestra huída -. Uf, ¿y ese olor?
-Me encanta
lo limpia que esta el agua –Dije con ironía, dirigiendo mi mirada hacía el río
de nuevo -. Vamos a ver a Dougie y Tom, ¿os venís?
La sonrisa de
Georgia lo confirmo. Le sonreí de nuevo, mientras volvía a reemprender la
marcha con Micaela. Una parte de mí, principalmente la rabiosa que poco a poco
iba calmándose, rezaba porque aquel Danny Jones no le hablara. No quería
enrabiarme y menos en aquel estado. Pero dentro de mí, otro lado pedía un
perdón suyo por empujarme.
Mi mirada se
mantenía perdida enfrente, viendo como las tres chicas y los dos chicos
discutían en broma. Pero a cambio, mi mente estaba con sus cosas, alejada del
bullicio madrugador. Por el rabillo del ojo, pude diferenciar la cabellera
rubia y sedosa que se situaba al lado de Micaela. Georgia comenzó a hablar con
Mic, mientras yo me quedaba apartada y sin hablar.
-Kay –Oí de
repente detrás mía.
Intenté
parecer sorprenderme, como si realmente me diera igual. Pero mentir era uno de
mis peores defectos, y con un movimiento vehemente de la cabeza, volteé mi cara
hacía él. Danny frunció el ceño cuando le observé, con el ceño fruncido y
esperando su hablar. Su cabello estaba echado hacía atrás, mojado completamente
pero una sonrisa pícara que siempre poseía se asomaba por sus labios. Mi enojo
pareció disminuir cuando, antes de hablar, soltó una carcajada.
-Siento
haberte empujado –Dijo colocándose a mi lado -. Ha sido sin querer. De repente,
estaba persiguiéndote sin pensar nada y de repente, Micaela y Georgia me
sorprenden empujándome al agua. Lo único que pensaba era no mojarme, y mira
–Extendió sus brazos señalando su cuerpo -, al final tu y yo hemos acabado
mojados.
-Me parece
que ya estabas algo mojadito de los globos de agua –Dije con gracia. Los
grandes ojos azules del pecoso se levantaron para verme, graciosos, pero
simplemente me limité a sonreír mientras me encogía de hombros -. No me molesta
que me hayas mojado. Lo peor es la distancia de aquí a las duchas y este olor
a… río sucio.
Mi risa
ahogada se vio seguida por la suya. El enfado me había desaparecido por arte de
magia, y de repente, mi opinión sobre el pecoso mejoró de un segundo a otro.
-Además, el
lado positivo de estar mojada es tu imagen –Dijo inconcientemente, arqueando
una ceja.
Callé
mientras fruncía el ceño. ¿Había entendido bien? Mi respuesta se vio contestada
cuando, de repente, Danny pareció caer en sus palabras y dio un pequeño
respringo en el sitio. Sus ojos se observaron un segundo, y luego buscaron a
Georgia, comprobando que no había oído. Sin poder evitarlo, rompí a carcajadas
de su comentario.
-Lo siento,
esto…
-¡Conseguido!
–Le interrumpió una fogosa voz, gritando. Giovanna se acercaba corriendo hacia
nosotros, y las palabras de Danny se vieron obligadas a cortarse -. ¡Nuestro
plan ha salido a …! –Sus ojos me encontraron, y con una mirada confusa, me miró
de arriba abajo. Luego, una mueca con la nariz me confirmó una vez más mi mal
humor -. ¿Qué te ha pasado Kay?
Miré a Danny
con una sonrisa como modo de culpa. Este con aspecto sereno, sonrió pícaramente
cuando mis ojos encontraron los suyos.
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Gracias a los que todavía me leen! Últimamente estoy escribiendo muy poco, voy como perdiendo práctica, además de que estoy con más tarea que en los´ultimo meses y me tienen entretenida. ¡Pero no quiero tardar en actualizar! Muchas gracias xX
@evamcgirls