lunes, 10 de septiembre de 2012

Capítulo 8:


                                                                     POV DANNY

Arrastré a Tom a la fuerza, lejos de el pequeño campamento ya montado. Evité mirar a Georgia, quién había insistido en que la acompañara a pescar. Pero aquel nudo en el estómago me impedía actuar con prudencia. Una vez me aseguré de que estábamos fuera del alcance de los demás, esperé a que Tom se respaldara sobre el tronco de un pino mientras suspiraba. Su mirada café me hacía sospechar sin evitarlo.
-¿Quiénes son esas? –Pregunté sonriendo, intentando parecer tranquilo.
-Ya las has oído: Micaela y Kay.
-¿Y de qué las conocéis?
-James nos invitó al bar donde trabajan. Tenía cierto interés por presentárnoslas. Son bastante amables.
-Oh –Dije mientras me cruzaba de brazos y apoyaba todo mi peso sobre una pierna -. Me extrañaba no conocerlas. Me ha extrañado que la castaña no se enfadara por.. tirarla al agua.
 -Kay –Me informó Tom -. Sí, es bastante dócil, al parecer. Un carácter peculiar para una mujer.
Asentí, sin comentarios. Mis ojos se desviaron un momento hacía un niño de alrededor siete años, que correteaba por las hojas marrones caídas de los árboles. Cuando mi mirada volvió a observar a Tom, su hoyuelo se descubrió y una sonrisa pícara intentó pasar desapercibida.
-¿Qué ocurre?
-Oh, nada. –Dijo mientras se apartaba del árbol -. ¿Volvemos?
-No –Le detuve del brazo, frunciendo el ceño y sonriendo sin evitarlo -. Tom, habla.
-¿Para que me has traído aquí?                -Preguntó sin dejar de embozar la sonrisa.
-Simplemente para saber quienes eran esas chicas.
-Mentira –Dijo arqueando las cejas -. Kay es de España. Tiene veinte años, y estará aquí hasta Invierno. Dice que volverá para Navidades a su país.
Fruncí el ceño. El nudo que había en mi estómago se apretó más. Intenté contestar deprisa, pero simplemente un sonido intendible se escapó de mi garganta. Respiré hondo mientras volvía a recordar a la curiosa chica de cabello castaño. Había algo en ella que me removía el estómago, tal vez nada bueno, o quién sabía.
-Qué quieres decir.
-En realidad me has traído aquí por el tema de ella y su amiga, ¿no? –Me encogí de hombros. Cansado, Tom suspiro, y en un momento de descuido mío intentó volver a marcharse -. Déjalo Danny, esto en realidad es una tontería.
No insistí. Una parte de mí se obligó a creer que realmente era una tontería lo que quisiera que pasaba en su cabeza. De modo qué, asintiendo sin creérmelo del todo, dejé libertad a mi amigo mientras, en silencio, volvíamos hacía el pequeño campamento.
Mis ojos no evitaron desviarse hacía la ondulada melena, de espaldas a mí que charlaba animadamente con Harry. De nuevo, una curiosidad sobre sus tema de conversación, o su carácter, vida o lo que sea se despertó, e insconcientemente mis pies se detuvieron, dejando que Tom siguiera su reciente conversación sola, mientras andaba sin darse cuenta de mi ausencia.

                                                                              POV KAY

-..Y luego está Pudd. La alegría y amor de McFly –Nos comentó Harry mientras ataba una cuerda al suelo.
        -¿Pudd? –Preguntó Mic.
        -Poynter y Judd. Dougie y yo –Nos avisó serio. A las fans les entusiasmamos cuando vamos en plan “pareja”. Es ya uno de nuestros hobbies favoritos.
        Sin evitarlo, me eché a reír. Aquel nuevo conocido que me había traído hasta allí había resultado ser increíblemente amable, además de gracioso. La dulce Giovanna se había encargado de explicarme la historia del grupo de su novio, formado por aquellos cuatro chicos.
        -¿Y Tom y Danny? –Me atreví a preguntar -. ¿No tienen nada destacable para las fans?
        -Me he fijado que las fans adoran su hoyuelo, y su dulzura en la forma de ser –Informó Giovanna con una radiante sonrisa, que sin duda me confirmaron sus sentimientos hacía el rubio -. Después también saben el amor de Tom por sus gatos, y Disney…
        -¿Y Danny? –Dijo Mic.
        -Danny tiene a sus pezones –Dijo sin pensárselo Harry. -. Después tiene sus movimientos sexys en el escenario, y sus pecas. Él las odia, pero a las fans les vuelven locas.
        -Las adulas más de lo que deberían –Pronunció una grave voz encima de mí. De forma inmediata, alcé la cabeza y el cuerpo de aquel nuevo conocido que me había hecho caer al agua se extendió enfrente mía -. ¿Ya están las tiendas?
        Su posición estaba a mi lado. Esperé, e incluso deseé que se sentara a mi lado, pero sus pies caminaron y se situaron entre Harry y Giovanna. Micaela y yo intercambiamos una mirada llena de preguntas sin responder.
        -Hay cuatro tiendas. Nosotros nos dividiremos en dos por tienda, y en las otras dos, en alguna tendrán que apretarse un poco y caber tres.
        -Nosotras mismas –Dijo Giovanna, señalándonos -. Si no os importa, claro.
        -En absoluto –Dije con una sonrisa. Noté como mis mejillas ardieron, sin entender por qué. Y como mi mirada hubiera captado la suya, subí los ojos hasta Danny, que me miraba sereno. Apartó rápidamente la mirada de mí -. Me parece que incluso estáis haciendo demasiado por nosotras.. ¡no nos conocéis la mitad!
        -Ahora ya todo el mundo os conoce, incluso Danny, que fue el que tuvo más retraso –Pronunció Harry.
        -Mientras no nos hagáis nada ofensivo podréis dormir tranquilas con que vuestra tienda no arda –Carcajeé, impresionada, mientras por otra parte Micaela explotó en risas -. De quién tenéis que tener cuidado de verdad es de Dougie. Puede que encontréis alguna lagartija cuando os despertéis.
        -No bromea –Nos advirtió Gio, seria -. El año pasado Frankie se despertó con una rondando su pecho. La pobre casi muere del susto.
        Fue el único momento en que me acordé de la morena. Al parecer, no había venido, y yo misma excusé su ausencia en mi mente con que, una chica tan repelente como lo parecía ser ella, no quisiera venir a un sitio como aquel, lleno de insectos.  Imaginándome la escena que nos había dicho Gio, no pude evitar unirme a las carcajadas de Micaela.
        -¿Y tú no le tienes fobia a nada? –Preguntó la ronca voz de Danny.
Cabizbaja, esperé a que contestara a quien le había preguntado. Pero simplemente reinaba silencio. Noté un suave codazo por parte de mi amiga, y de forma estúpida, levanté la cabeza para ver las miradas que esperaban mi respuesta. Danny sonrió por mis despiste.
        -Cucarachas –Declaré entrecortadamente, ruborizada.
            -Arañas –Añadió por su parte Micaela, sufriendo un escalofrío al recordarlas -. De modo que ni se te ocurra meter ninguna cucaracha ni araña en la tienda, Danny. Y Dougie tampoco.
                Instantáneamente, ambos castaños y Giovanna se echaron a reír. Por inercia, me obligué a carcajear suavemente, llena de preocupación. Sabia que no iba a dormir tranquila.

0 comentarios:

Publicar un comentario