Con paso lento, atravesamos
una gran puerta abierta para el público pero atestada de gente que deseaba
entrar frenética a las exposiciones. Una larga, amplia y nítida sala se tapiz
blanco se extendía delante nuestra, abarrotada de amantes del artes y cuadros.
Un bullicio que apenas nos permitía oír nuestras voces flotaba en el entorno, y
fulgor de los rayos del extraño sol Londinense de aquel día se filtraba a
través de las altas copas de los árboles hasta las cristalinas ventanas de
aquella sala.
Nuestros pasos se mantuvieron apegados en todo
momento. Nuestras cabezas iban volteando para otear todos los cuadros, al igual
que para buscar los de nuestra amiga. Nuestros cuerpos se veían obligados a
soslayar para poder avanzar, mientras a medida que nuestra búsqueda se
alargaba, nos olvidábamos de nuestras posiciones. Mis pasos se detuvieron en la
explicación de uno de los cuadros. Un señor, de barba oscura y apenas cabello
en la cabeza, decía palabras ininteligible para mí pero ostentosas para los demás, sobre un cuadro de un gran valle. Ignoré las palabras,
y por un momento, desconecté de los demás para centrarme en el arte. Algo en
aquella pintura alegraba mi interior.
-La ha pintado mi hermano –Oí una aliciente voz a mi
lado. Mis ojos se apartaron rápidamente del cuadro para observar al desconocido
que me había hablado -. Es mi favorito. ¿Te gusta?
Un chico de cabello rubio oscuro al igual que un
verde ópalo adornaban su rostro. Sus ojos se habían achinado al hablarme, y una
sonrisa embozada a una desconocida que se dedicaba a observar una incomprensible
obra de arte me saludaban. Sin evitarlo, mis labios le respondieron a su gentil
sonrisa, y mis ojos volvieron a voltear hasta el cuadro tras haber analizado a
aquel chico de veinti pocos años.
-Es bastante bonito, pero –Arqueé las cejas,
sincerándome –yo no puedo opinar. No entiendo de arte.
-¿Entonces que hace una chica como tú en un sitio
como este? –Su voz, amable y aterciopelada me hablaban con dulzura.
Inevitablemente, volví a sonreírle, pero aún sin observarle.
-¿Tan extraño es? ¿No es igual que si ahora te
pregunto que hace un chico cómo tú –Le lancé una mirada ostentosa de arriba
abajo - mirando una obra de arte y atendiendo a unas palabras
científicas-técnicas? –Carcajeé, y mis ojos se encontraron con los suyos -. He
venido a ver la exposición de una amiga.
-Mi situación no se aleja mucho a la tuya. Mi primo
ha presentado unos cuadros y me ha pedido que venga, salvo que me parece que
debo entender más de arte que tú, ¿me equivoco? –Con una nueva sonrisa, negué
con la cabeza -. Por cierto, me llamo Dylan.
-Yo Kay, encantada –Me presenté. Acepté la mano que
alzó para saludarme, e impetuosamente se la estreché.
-Un placer –Su cuerpo se volteó completamente hacía
mí, ignorando el cuadro y su explicación –. En fin, ¿quién es la artista de tu
amiga?
-Se llama Lara Carew-Jones. Su cuadros son contemporáneos
y a decir verdad, aún no he hallado donde se encuentra… -Me desvié del tema,
recordando a que había venido. Mi mirada se perdió entre la multitud de gente
que iba de un extremo de la sala hasta otro -. ¿Por casualidad no sabrás donde
se encuentra?
-Desgraciadamente no. Hay decenas de artistas aquí.
Tal vez haya oído hablar de tu amiga, pero no sé dónde se ubica –Sus ojos se
volvieron a posar en mi tras un corto silencio -. Si quieres puedo aco…
-¡Kay, al fin te encuentro! –Oí gritar a mi lado.
Inevitablemente mi cuerpo dio un respingo al oír la aguda voz de Micaela, quien
empujaba codos con furor -. ¡Os había perdido! Vamos, Lara ya ha empezado su
exposición –Me aferró de la muñeca, y sus ojos en aquel momento se pararon en
Dylan -. Luego ya tendrás tiempo de hablar con él. Encantada, por cierto –Su cejas
se arquearon pícaras, pero no tardó en volver a la situación -. ¡Hasta luego!
-Adiós –Dije mientras mi voz se arrastraba en el aire
ante el empujón de Mic que me adentraron entre la multitud. La esbelta figura
de Dylan se perdió entre cabezas y espaldas, y me dejé llevar por la
orientación de mi amiga -. ¿Está lejos?
No respondió. Como respuesta, sus pasos se detuvieron
delante de otra exposición. En aquel momento, reconocí un cuadro que ya había
visto antaño. Una pareja de mediana edad paseaba por un camino, perfectamente
representados. A su lado, la arreglada figura de Lara explicaba con las
mejillas sonrojadas el tema de aquel cuadro, mientras su voz tambaleante
balbuceaba por los nervios. Le sonreí cuando mi mirada me encontró, y callé
para intentar entender su explicación. Gracias a Dios, aquellas palabras no
eran dificultosas para mis oídos.
La figura de Mike no tardó en llegar a nosotras. Una
gran multitud se había formado alrededor de los cuadros y su ya rojiza tez
estaba aumentada de colorete por la presión.
-¿Y Dougie? –Preguntó Micaela, mirando por detrás de
la espalda del pelirrojo. Nadie le seguía -. ¿Lo has perdido?
-Ah, no, tranquila. Ya lo había encontrado aquí antes
de llegase incluso yo. Está bastante atento a la explicación de Lara. Impresionante
–Dijo, señalándonos disimuladamente hacía una esquina de la pared.
Allí, tal como nos había dicho, Dougie se erguía con
mirada curiosa y oídos atentos hacía Lara. Su mirada delataba tu atención, sus
ojos parecían brillar al escucharla. En algunos momentos, estos eran desviados
hacía un cuadro que aún no había sido explicado. Una gran lagartija se mantenía
colgando de una fina rama y entonces, sus ojos se achinaron alegres. Una
sonrisa se embozó en su rostro, y alzó de nuevo los ojos hacía la morena como
si no hubiese nada más en aquel mundo.
Hiyaaaaa ^^ En fin, espero que los capítulos estén gustando :) He puesto una encuesta aquí, a la derecha y más arriba para que me deis opiniones, y si puede ser sinceras :D Le agradezco mucho a la gente que me lee, y ante cualquier detalle que no agrade o que quieran que mejoren, no duden en comentarlo :) Felices fiestas!