Noté repentinamente como la garganta se me secaba de un
segundo a otro. La poca fulgor que lograba filtrarse era la del salón,
proyectando mi sombra en gran tamaño e iluminando apenas el rostro y figura de
Harry. Fuera, la noche ya había empezado a caer.
-¿Ocurre
algo? –Pregunté con un suave hilo de voz como si temiera la respuesta.
-Oh, no es
nada, no te preocupes –Una sonrisa se embozó en su rostro, pero acompañado de
un fruncimiento de ceño -. Siento reiterar el tema, pero es sobre lo de, bueno,
anoche.
Noté como
algo me subía vertiginosamente por el pecho y mis piernas empezaban a temblar. Aparté
la mirada del batería, pero a cambio, me acerqué un poco más. Callé esperando
que hablara.
-Tengo… em,
no sé como decirlo –Dijo con voz aterciopelada -. Dudas, supongo.
-¿Dudas? –Levante
con impetuosidad la mirada hacía él, sin entender -. ¿De qué? Espera… -Le pedí
-. ¿Has hablado con los chicos de esto?
-Se acaban de
enterar.
-Apuesto lo
que sea a que ellos te han metido las “dudas”.
-Parece ser
que les conoces más de lo que creía –Asintió con una sonrisa. Su mirada encontró
la mía, y sonrientes la mantuvimos -. Está claro que hicimos las cosas
precipitadas anoche, pero bueno, yo al menos no me arrepiento.
Fruncí el
ceño. Sonreí irónicamente intentando no reírme de mi desorientación. Tartamudeé
sílabas entre cortadas y sin sentido, pero finalmente pensé en mis palabras. ¿No
se arrepentía? ¿Qué demonios había querido decir? Le miré intentando encontrar
más detallismo, pero fue en vano.
-Íbamos
borrachos.
-Lo sé, pero
quiero decir… No siempre se puede empezar algo del modo más estable.
-¿Empezar
algo? –Exclamé aún más azorada -. ¿Empezar el qué?
-Tal vez un
sentimiento –No había rastro de sonrisas en su rostro. Hablaba sereno, buscando
respuestas serias que yo en aquel momento no podía darle. Me estaba tomando el
asunto con demasiada ironía -. Quiero decir… podríamos intentarlo, ¿no crees?
-Harry, hace
menos de cuarenta y ocho horas que tú e Izzy… -No terminé la frase. Pude
diferenciar unas mejillas sonrojadas en su rostro, y supe que no se lo estaba
poniendo fácil -. Quiero decir. ¿No crees que es demasiado pronto para empezar
algo “serio”?
-Puede ser,
pero por algo se empieza –Siguió de forma ahínca -. Al fin y al cabo, algo debe
de haber entre tú y yo como para que anoche..
-No lo sé,
Harry. No me he parado a pensar que siento por ti –Dije de forma más taciturna
-. Osea, se supone que te das cuenta de lo que sientes tú solito, no sé si me
explico.
-Sí, pero tal
vez debamos escarbar un poco para averiguarlo –Una sonrisa esporádica en aquel
momento se formó en su rostro. Me fijé en sus detalles, y para mi sorpresa un
cosquilleo recorrió mis dedos del pie -. Tal vez… no cuesta nada.
-No lo sé
Harry, tengo un punto de vista más severo en las relaciones que tú, al parecer –Un
suspiro mohíno se escapó de él -. No me confundas. Soy muy rara para las
relaciones. Además, ¡ni siquiera hemos tenido momentos de roce estando sobrios!
-También podríamos
intentar eso –Sugirió con velocidad, arqueando las cejas -. Tal vez eso aclare
muchas cosas.
-¿En qué estás
pensando? –Le pregunté mirándole con atención. Aquella conversación se estaba
volviendo demasiado extravagante e incómoda.
Sus
musculosos hombros se encogieron. Me miró fijamente aún, con algunos segundos
de silencio por en medio, pero finalmente una sonrisa se formó en su gentil
rostro. Sus pasos se acercaron lentamente, y ni siquiera mi organismo logró
pensar que decirle. A cambio, mi mente le bombardeaba con preguntas mientras,
cada vez que se acercaba a mi en silencio y sonriendo, mi estómago parecía
estrujarse de los nervios.
Sus pasos se
detuvieron rozando mi zapatilla. De un segundo a otro, tenía enfrente mía su
cuello, con su cabeza varios centímetros más arriba. Notaba su respiración
sobre mi frente, mientras sus ojos se encontraban más cerca de los míos de lo
que jamás me habría imaginado. Mientras, mi barriga parecía haber iniciado un
concierto de rock puro incitándome a tener crispaciones inesperadas. Me mordí
el labio suavemente, intentando controlar mi sistema nervioso.
Pero fue en
vano. Cuando la sonrisa de este se volvió únicamente un poco más amplia, su
mano rozó mi mentón. Sabía que ya había notado el roce de su piel en otra ocasión,
pero mi piel se volvió a erizar aquella vez al notarla. Nos quedamos en
silencio, oyendo el bullicio proveniente únicamente del salón, y como si no
existieran barreras y hubieran libres derechos, sus labios se acercaron muy
lentamente hacía los míos.
Al principio,
su suave roce bastó lo suficiente como para ponerme nerviosa. Las piernas me
temblaban peligrosamente y no sabía ni como actuar. Esperé a su roce se
intensificara, pero para mi incómodo momento, sus labios se separaron en
silencio de nuevo. Pensé que algo había salido mal, pero medio segundo después,
volví a notar sus suaves y esponjosos labios sobre los míos, pero aquella vez
se posaron con más firmeza.
Para cuando
quise darme cuenta, mis ojos ya se habían cerrado y mi brazo había rodeado
inconscientemente su espalda. Mi estómago parecía dar un buen concierto,
haciendo llegar las vibraciones de mis piernas hasta mi corazón. No sabía a que
velocidad transcurría el tiempo, pero todo parecía un simple sueño, hasta que
de repente, algo hizo quebrarse el momento.
-Ups, mierda –Se
oyó una voz a lo lejos, pero lo suficientemente clara como para saber que iba
dirigida a nosotros.
Y de nuevo y
como si nada hubiera pasado, sus labios se separaron de mí, su piel dejó de
rozarme y unos cuantos centímetros más amplios nos separaban. A cambio, mis
piernas no dejaron de temblar, y menos aún cuando de repente vi quien era
nuestro descubridor.
Danny Jones
estaba mirándonos, boquiabierto.
2 comentarios:
Hola! me leí hoy TODA tu novela y me encanta!!! :) porfa sigue subiendo
Hola paisana, escribes muy bien guapa,
que pases un bonito fin de año y que el nuevo
te traiga muchas felicidades.
¡Feliz 2013!
un abrazo.
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