-¿Qué
es? –Volvió a preguntar la persistente voz de Dapphy.
-Nada
–Dije intentando mantener el sosiego mientras intentaba ordenar la confusión de
mi mente -. No debería de ser nada.
-¿Es
una invitación de boda? ¿De quién? –De nuevo, el ahínco de aquella pregunta me
presionó. Logró situarse delante de mí, y obligándome a mirarla, volvieron sus
incesantes preguntas -. ¿No será de Danny, no?
-No
es de Danny –Dije rotundamente, abriendo los ojos, impactada -. Es de Tom y
Giovanna.
-Oh
–Su mirada se apartó de mí mientras se ausentaba, ensimismada y evocando quién
era Tom -. Oh, entonces es bueno
–Frunció el ceño, dudando de sus palabras -. ¿No?
-Sí,
claro. Pero… -Me encogí de hombros, tirándome el cabello hacía atrás, cansada
de darle tantas vueltas a lo que debía de conllevar aquello -. Me parece algo
cínico mi comportamiento. Me fui de allí y dije que volvería, y aquí estoy. Y
aparecer de repente como si nada para la boda de Tom…
-No
es para tanto, Kay –Dapphy rodó los ojos, quitándole importancia -. Seguro que
lo entenderán, y más Tom si sabía lo que ocurrió con Danny. Además, eres de
España y es normal que hayas decidido quedarte más de lo previsto.
-Sí,
supongo que lo entenderá… -Sonreí forzadamente. Aquel no era el único tema
amedrentador de mi mente.
-¿Qué
pasa? –Un brazo de Dapphy cubrió mi hombro -. No me digas que también es por el
tema de él.
-Será
extraño –Dije, rindiéndome a seguir callada. Necesitaba aclararme, y ya que
Micaela no estaba allí, Dapphy me escucharía encantada. Su carácter era más
bien diferente al de la rubia, pero siempre estaba allí cuando la necesitaba -.
Me fui de allí de una forma… extraña. La conversación en el parque fue extraña,
y ni siquiera sé a dónde quiso llegar. Por eso, verle de repente y hacer como
si nada hubiese pasado será una cosa más complicada de lo que ya creo.
-¿Y
le vas a dar el placer de verte confusa o asustada? –Sus ojos, firmes y seguros
me observaban con atención -. No. Por eso debes aparecer allí, tener tu escusa
preparada, disfrutar de la boda y hacer como si nada te preocupase u ocurriese.
Y ellos también actuarán como si nada pasase.
No
me convencí del todo por sus palabras, pero me limité a sonreír mientras me
intentaba dejar convencer. Aquello significaba que debía volver y afrontar todo
lo que había dejado atrás.
-Bueno,
espero que todo salga bien…
-Oh,
en cuanto llegues allí te armarás de valor para hacerlo –Dijo mientras sonreía
ampliamente, y una sonrisa pícara se formó en su sonrisa.
POV
DANNY
Me
miré enfrente del espejo empapado de vaho por el frío y la humedad Londinense y
solté un suspiro agobiado. Llevaba semanas probándome trajes para la boda, y
esperaba que aquel fuera el definitivo. Tom había acabado por optar un color
verdoso, su color favorito como corbata.
Y
toda aquella indecisión y persistencia de antaño para acabar con un traje negro
de corbata verde.
-¿Este
te gusta? –Le pregunté mientras me obligaba a situarme delante de él, mientras
me arreglaba la corbata.
-Sí.
Me gusta el color de este verde, además de que os favorece.
-¿Entonces
este es el definitivo?
-Necesito
la opinión de Giovanna –Hice una mueca exagerada de fatiga, mientras hacía reír
a Tom -. Ya sabes cómo son las mujeres con él tema de sus bodas; todo perfecto.
-Debería
de saberlo.
Rodé
los ojos, cayendo en la obviedad mientras Tom volvía a sonreír. Su cabello
rubio acabado en punta que caía hasta su frente suavemente adornaba a su hoyuelo.
-¿Ya
tenéis el tema de los invitados aclarados? –Pregunté mientras Harry comenzaba a
tener problemas con su corbata. Tom, de un estirón vehemente, acomodó la mía
para pasar a la de Harry.
-Sí.
Gio no sabía por cuál tarjeta decantarse, pero al final optó la más romántica,
la negra y rosa y ya las hemos enviado.
-Sí,
la mía me llegó el otro día. Geo se puso muy contenta con el tema de la boda –Una
sonrisa pícara se escapó de mis labios -. Tanto que no quería dejar de hablar
de la boda, toda la noche. Ya me entendéis.
-Danny,
joder –Vociferó Dougie con una de sus risitas y sonrisas que achinaban sus ojos
de forma dulce -. Intenta controlar tus comentarios verdes en momentos
especiales, como la boda.
Carcajeé.
Giovanna me había pedido un poco de seriedad el día de su boda. Mis comentarios
verdes, acompañados muchas veces por la colaboración de Dougie, suponían un
compromiso para ella si se me llegase a escapar en mitad de la fiesta. Según
ella “dos de los tres mejores amigos del
novio deben tener el mejor carácter de los demás invitados”.
-Eso
sí, no sabéis el problema que nos apareció –Tom ignoró el tema de mis
comentarios. Él llevaba acostumbrado a ellos años, y por lo tanto, no suponían
una impertinencia para él –cuando tratamos de enviarla a los que están fuera de
Reino Unido. Nos tocó una mensajera paleta.
-¿Fuera
del país? ¿Tenéis familia fuera? –Preguntó Harry, posando inconscientemente
enfrente del espejo. Su figura esbelta y corpulenta lucía con mucho más estilo
bajo el traje.
-Sí,
algunos parientes lejanos o amigos. Kay, por ejemplo.
Mi mente apartó cualquier pensamiento adverso y mis ojos
se fijaron rápidamente en los de Tom. Él me miró, perspicaz y atento,
analizando cada uno de mis movimientos. Intenté pasar impasible mientras él
proseguía.
-¿Vendrá? -Preguntó Doug con el ceño fruncido.
En los
últimos meses ella había sido apenas nuestro tema de conversación. No había
vuelto a dar señales de vida, cosa que me alegraba y entristecía ávidamente. No
verla suponía más seriedad en mi relación en Georgia y menos lujuria. Pero a
cambio, aquellos acontecimientos resultaban favorables, pero tan mohínos como
solo ella podía provocarlos.
Por
otra parte, Harry y Dougie se habían informado un poco más sobre el tema. Ambos
sabían que entre Kay y yo podía haber habido algo, pero sin duda no sospechaban
que fuese nada más. El Danny de siempre había sido así de temporal con las
mujeres, pero no entendían que aquella vez yo había sentado la cabeza.
-¿Siendo
Kay? Seguro que sí –Los ojos café volvieron a analizarme, pero finalmente se
apartaron indiferentes -. Lo extraño es que no haya aparecido en los últimos
meses.
-Yo
tampoco aparecería después de lo sucedido –Acotó Dougie, sin la misma
importancia al tema que estaba acarreando para mí.
Miré
a Tom, queriendo ansiar saber algo más del tema, lo que fuera, pero su atención
estaba centrada en el traje y cualquier imperfección de Harry, al igual que
este que se mantenía riguroso como un maniquí. Dougie, por otra parte, parecía
no saber lo que yo debía de sentir. Todos aquellos sentimientos ambiguos.
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